lunes, 9 de agosto de 2010

La cuarta FASE

Mucho se ha ablado del tema,cierto o falso,pero en los gobiernos de medio mundo esto levanta ampollas...algo de cierto deve tener..."LA CUARTA FASE"

Ocurre probablemente entre los años 1946 o 1947, en esa época ya comenzaba a hablarse de los 'platillos voladores'. En Jumilla, Murcia, dos niñas Próspera (de 7 años) y Ana (de 11 años) observan un extraño objeto, como un 'coche' ovalado -según su relato- que se sitúa frente a la ventana de su casa, a plena luz del día. Del objeto salen dos seres de entre 1,40 y 1,20 metros de altura, vestidos con trajes blancos ajustados y enormes ojos alargados hacia los laterales, que acaban entrando en la casa y entablan una conversación –bastante anodina– con las niñas.

A partir de ese momento Ana, la mayor de las dos hermanas, no recuerda prácticamente nada. Próspera ha ido rescatando de su memoria aquellos hechos, rememorándolos con mucha nitidez. Aquellos visitantes, tras pedir un vaso de agua –que nunca llegaron a tomar– e interesarse por las fases de la Luna que aparecían marcadas en un calendario de pared, volvieron a desaparecer, tras asegurar a ambas niñas que regresarían pronto a por una de ellas. Desde su partida, una serie de insólitos acontecimientos rodearon la vida de la familia Muñoz durante los días siguientes: los alimentos se pudren en su interior con inusitada rapidez, como afectados por algún tipo de radiación y los extraños seres acaban reapareciendo al cuarto día llevándose a Próspera a bordo de un OVNI estacionado, en plena noche, sobre un gran campo de olivos.

Una vez dentro le enseñan, a través de una especie de gran «pantalla de cine», escenas cotidianas de Próspera y su familia tal y como –al parecer– fueron recogidas por los tripulantes de aquel OVNI días atrás. Como sucede en tantos otros casos de abducción, a Próspera la tumban sobre una camilla y realizan sobre ella una serie de análisis médicos que concluyen con una especie de operación quirúrgica en la que le es insertado una especie de «microcápsula» en la base del cuello... Y después, más de tres décadas de silencio...

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